Ébola y España. Ignorancia e ineptitud.

Como siempre ha pasado en nuestro país, nos creemos que somos la punta de lanza en lo que a sanidad, educación, democracia y demás etcéteras se refiere. Y como siempre suele pasar en estos casos, donde el ego es mucho más grande que cualquier otra variable, nos equivocamos.

Nuestro gobierno optó por repatriar a un enfermo de ébola asegurándonos que no habría problema. Nos comentaron que todos los protocolos de seguridad estaban activos y desarrollándose al 100%.

Como lleva pasando algún tiempo en este país, nos mintieron.

El virus del Ébola (que causa la fiebre hemorrágica que lleva el mismo nombre) se encuentra inmerso en el grupo IV de la clasificación de riesgo biológico. Esta clasificación está desarrollada por el CDC estadounidense y se recoge en España en el Real Decreto 664/1997. Este último dato lo comento para que no penséis que se está actuando ante algo totalmente nuevo y desconocido. Esto no es una epidemia zombi ni es una representación real de The Walking Dead. Este tipo de virus llevan estudiándose muchos años y su comportamiento es (casi) totalmente conocido, lo que no implica que tengamos que tener un tratamiento efectivo y/o vacuna.

Los protocolos para tratar este tipo de virus incluyen, entre otras cosas, el uso de un traje hazmat con un sistema de respiración autonóma con oxígeno. Si mis ojos aún siguen haciendo su función primaria, el personal sanitario que he visto tanto en la recogida como en el desplazamiento de los enfermos de ébola en nuestro país NO lleva en ningún momento nada que se le acerque a este sistema. Más bien llevan un traje diseñado para tratar con fuentes de riesgo biológico II (VIH, Hepatitis…)

Las instalaciones en las que se encuentre el enfermo deben de estar dotadas de una habitación con presión negativa así como de varias habitaciones-duchas en los accesos a la habitación principal. Es obligatoria la presencia de otra habitación bañada con luz UV en el acceso al sitio dónde se encuentra el paciente y también es recomendable que exista un cuarto de vacío entre una ducha y otra. En nuestro país no existe actualmente ninguna instalación que cumpla estos requisitos. Si alguien posee datos que puedan confirmar mi error en la anterior afirmación, que me los haga llegar.

También me gustaría destacar que el protocolo indica que el personal que se vea envuelto en una situación similar a la que estamos viviendo en nuestro país, deben pasar 21 días en cuarentena antes de su «liberación» y vuelta a la vida normal. Este punto tampoco se ha cumplido en el caso del hospital Carlos III ya que, la enfermera enferma en cuestión se fue de vacaciones tras el fallecimiento del religioso Miguel Pajares.

Entonces…¿por qué siguen diciendo nuestros políticos que los protocolos se están cumpliendo a raja tabla? Como bien imagináis, a esta pregunta no tengo respuesta.

Una vez expuestos los principales errores en el seguimiento del protocolo, según mi humilde opinión, voy a explicar de la forma más clara y breve que pueda en que consiste esta enfermedad y el virus que la transmite.

La fiebre hemorrágica del Ébola es una enfermedad causada por 5 cepas distintas, todas pertenecientes al virus del Ébola. Este virus pertenece al género Filovirus, dónde también podemos encontrar al virus de Marburgo, y que poseen como principal característica la presencia de cadenas de ARN en sentido 3′ – 5′. Su nombre proviene del río Ébola que se encuentra en la República Democrática del Congo (anterior Zaire). La cepa que se encuentra en nuestro país ahora mismo es el Ébola-Zaire, descubierto por primera vez en agosto de 1976 por el doctor David Finkes.

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Representación 3D de un ejemplar de Ébola

Los síntomas de esta enfermedad son varios y pueden presentarse tras un período de incubación de 2 a 21 días. El contagio ocurre por antropozoonosis (transmisión desde animales al ser humano) así como entre humanos mediante el contacto con los fluidos biológicos de personas o animales infectados, ya sea directa o indirectamente. NO se contagia por el aire. NO se contagia por el agua. Son dos puntos clave que quiero destacar para evitar alarmismos y respuestas exageradas.

Este virus, que arriba vemos tan atractivo e insignificante posee una mortalidad que varía entre el 50% y el 95% en todos los brotes descubiertos y estudiados.

La sintomatología es similar a la que presenta la fiebre provocada por su virus hermano: el Marburgo. Los síntomas comienzan con dolores de cabeza y mialgias que van empeorando hasta la aparición de dolor de garganta, abdominal y unas profundas diarreas. Todo esto va acompañado de una elevada fiebre así como de la posible aparición de hemorragias internas que acaban provocando la muerte del paciente. El tratamiento contra este virus está lejos de ser desarrollado aunque ya hay algunos avances; el suero proporcionado por EE.UU. para su uso en el primer enfermo que llegó a nuestro país y algunos científicos de la universidad de Utah han encontrado una posible diana terapéutica (una secuencia peptídica que se encuentra presente en todas las cepas del virus).

Evidentemente sólo nos queda esperar que la actuación sanitaria contra este virus mejore y que se comiencen a aplicar las medidas realmente necesarias para evitar posteriores contagios. Solamente tengo claro que la actuación de nuestro gobierno al respecto ha sido lamentable, deplorable y posiblemente denunciable.

Espero que este artículo sirva para aclarar tanta desinformación y tantas tonterías que están pululando por la red últimamente y que, cuando son leídas por verdaderos profesionales de la materia, resultan casi ofensivas.

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