X de décimas (XLIV)

Respirando amaneceres
por mis poros insaciables,
siguiendo la guía de cables
que reconectan placeres.
Sombras vivas de mujeres
bailan en torno a mi fuego.
Ese incendio llora luego
de oler el miedo en el humo
derramado cuando exhumo
tus deseos de cualquier ruego.

X de décimas (XLIII)

Llena de vientos soñados
que acaban viéndose mudos
por los gritos de desnudos
luceros desesperados.
Tristes brillos apagados
por tu oscuridad noctámbula.
Como una niña sonámbula
atravesando un pasillo
que ya conoce al dedillo,
sin casi mirar, funámbula.

X de décimas (XLII)

Apagando tus colillas
sobre nuevas cicatrices,
abonando tus raíces
a partir de mis costillas.
Riegas con tus pesadillas
nuestras sombras alargadas.
Las muertes imaginadas
bajo las luces fundidas
de tu cielo sin salidas
siempre serán extrañadas.

X de décimas (XLI)

Persiguen mis tiernas piernas
el mismo momento a diario,
saltando en tu calendario
de madrugadas eternas.
Con rutina me gobiernas
ahogando cualquier llama.
Vomitando una amalgama
de derrotas escondidas
con tus victorias perdidas
desentierro mi semana.

X de décimas (XL)

Entre páginas vacías
el pasado se derrama
encendiendo, con su llama
oscura, los nuevos días.
Trazos grises y grafías
borrosas guían el presente.
Un orgullo decadente
ruboriza mis derroches
mientras desayuno noches
y las sueño lentamente.

X de décimas (XXXIX)

Tantas nubes acampaban
en el cielo de tus ojos
que, en forma de mares rojos,
sus silencios me clavaban.
Tantos versos que llegaban
a tus playas sin memoria.
Tantas guerras sin historia
libradas con llanto y risa
que aún la noche me avisa
de mi victoria ilusoria.

X de décimas (XXXVIII)

De esa parte unos puñales
como lágrimas de fuego
y de la otra ese sosiego
qué anuncia temporales
Siendo caminos iguales
con diferentes afluentes.
Sangrarán un mar de gentes
por heridas llameantes
durante eternos instantes
de tempestades recientes.

X de décimas (XXXVII)

Las sábanas se mezclaron
con lágrimas y un aroma
a hambre y ganas, un idioma
que hace meses olvidaron.
Volando en sombras soñaron
con mil lenguas diferentes.
La mañana por sus mentes
resbalaba, sobre el miedo,
sobre el sudor, bajo un credo
de risas incandescentes.

X de décimas (XXXVI)

Caen de tus ojos claveles
en cascada sobre piras
en las que arden mis mentiras,
mis verdades sin papeles.
Los grises acaban, crueles,
con la brisa de sus gestos.
No quedan sino los restos
que ni San Isidro pudo
salvar, tan sólo un escudo
ceniza y sueños depuestos.

X de décimas (XXXV)

En cuanto el viento arrancó
aquella fotografía
de mi ventana, diría
que la tempestad pasó.
Todo desapareció
justo cuando cedió el techo.
Aquel invierno ya deshecho
se escurrió por mi tejado
en caída libre, a tu lado,
dejando húmedo mi lecho.